La inocuidad del agua embotellada
La inocuidad del agua potable, tanto si procede del grifo como si se vende en una botella, es de vital importancia. Los fabricantes de agua embotellada deben garantizar que las aguas que producen y envasan cumplen unas normas de calidad e inocuidad muy rigurosas.
Introducción
La mayor parte del agua embotellada de Europa procede de fuentes de agua subterránea, como las aguas de manantial y las aguas minerales naturales, y se envasa en contenedores de plástico o vidrio sellados. Sin embargo, casi toda el agua corriente en Europa tiene su origen en fuentes superficiales, como los ríos y los lagos, y requiere tratamientos específicos para garantizar su inocuidad microbiológica y química.
¿Qué legislación se aplica al agua embotellada?
Todas las empresas alimentarias de la Unión Europea que producen aguas embotelladas están sujetas al cumplimiento del Reglamento 852/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la higiene de los productos alimenticios. Además, el agua embotellada está contemplada en otras legislaciones que definen las diferentes categorías de aguas embotelladas y su extracción, tratamiento, requisitos de seguridad, venta, etiquetado y envasado.
Los tipos de agua que se pueden embotellar son tres: agua mineral natural, agua de manantial y todos los otros tipos de agua potable.
El agua mineral natural está protegida frente a la contaminación y es inocua desde el punto de vista de la microbiología. Se distingue de otras aguas potables gracias a su contenido estable de minerales y oligoelementos. En la Unión Europea hay muy pocos tratamientos autorizados para el agua mineral, y uno de los más frecuentes es la adición de dióxido de carbono para convertirla en agua con gas5. Para que el agua se pueda reconocer oficialmente como agua mineral natural, se debe suministrar cierta información sobre la fuente y la propia agua a la autoridad competente, por ejemplo, se debe demostrar que su composición permanece estable. En el sitio web de la Unión Europea se publica una lista de todas las aguas minerales naturales reconocidas en Europa.
El término agua de manantial hace referencia al agua procedente de una fuente subterránea que no requiere tratamientos para ser inocua desde el punto de vista microbiológico. El agua de manantial debe satisfacer muchas de las condiciones aplicables también al agua mineral relativas a la protección de las fuentes (esto es, protección de la fuente frente al riesgo de contaminación), el etiquetado y el tratamiento. Sin embargo, el agua de manantial no tiene que cumplir necesariamente el requisito de composición mineral característica y estable que se impone a las aguas minerales naturales.
Otras aguas potables es la descripción del agua embotellada que no es agua de manantial ni agua mineral natural. Esta agua potable procede de diversas fuentes, incluidas las aguas superficiales o el agua corriente. Se le pueden aplicar los tratamientos que le ayuden a cumplir los requisitos microbiológicos y de composición estipulados por las regulaciones.
¿Cómo garantizan los fabricantes la inocuidad?
Es importante que los fabricantes adopten todas las precauciones necesarias para garantizar la inocuidad del agua que embotellan, independientemente de su fuente. Algunas buenas prácticas de fabricación e higiene son:
- proteger la fuente de agua frente a contaminaciones externas antes del embotellado;
- proteger el agua potable embotellada durante la distribución y el almacenamiento;
- satisfacer todos los requisitos legales del agua embotellada, incluido el etiquetado.
El Codex Alimentarius ha publicado y divulgado a través de su sitio web una serie de códigos de buenas prácticas que son relevantes para los fabricantes de agua embotellada.
No se recomienda utilizar agua embotellada para los preparados para lactantes ya que puede contener niveles de sal (sodio) o sulfatos demasiado elevados. En algunas aguas embotelladas los niveles son lo suficientemente bajos (es decir, menos de 200 mg de sodio y menos de 250 mg de sulfatos por litro de agua), y su etiqueta indica que son adecuadas para preparar alimentos para lactantes. Se debería utilizar agua sin gas. Tanto si procede del grifo como si viene envasada en botella, es necesario hervir el agua antes de utilizarla con un preparado para lactantes.
Los pacientes con enfermedades renales podrían tener que prestar atención al contenido en minerales que se muestra en la etiqueta del producto y seguir un asesoramiento médico personalizado de un profesional sanitario cualificado.
Dadas las exigentes normas de calidad, producción y envasado del agua que existen en Europa, actualmente se producen pocos problemas de salud pública relacionados con el agua potable, tanto embotellada como corriente. Diversos estudios realizados en el Reino Unido y Francia observaron que las preferencias gustativas de los consumidores eran el principal motivo de decisión a la hora de optar por el agua embotellada o el agua corriente. Por consiguiente, en general la elección entre una u otra es una decisión meramente personal.
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